Cojines sensoriales en el aula y la consulta: más que comodidad, una herramienta terapéutica
Cada vez más centros educativos, jardines infantiles y consultas terapéuticas están incorporando elementos sensoriales para apoyar a niños que requieren regulación. Entre ellos, los cojines sensoriales tipo puff se han transformado en una herramienta accesible, efectiva y versátil.
¿Por qué usar un cojín en el aula?
Estudios en neuroeducación muestran que un cuerpo relajado aprende mejor. El cojín sensorial permite al niño sentarse, recostarse o abrazarlo, facilitando la autorregulación durante la jornada. Puede utilizarse en rincones de lectura, momentos de descanso o en sesiones de trabajo individual.
Usos comunes en terapia:
- Espacio de pausa tras actividades que implican esfuerzo cognitivo o motor.
- Estímulo propioceptivo antes de comenzar una tarea.
- Herramienta para fomentar la conciencia corporal y el «estar presente».
“Uno de mis pacientes con TDAH no lograba concentrarse más de 10 minutos. Con el cojín sensorial, ahora puede trabajar casi 30 minutos sin levantarse”, comenta Camila, terapeuta ocupacional.
Consejo práctico: si eres profesional, integra el cojín como parte del entorno, no como un “premio” o castigo. Su uso debe ser voluntario y respetuoso del ritmo del niño.